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miércoles, 30 de noviembre de 2011

Cataclismo: Prologo




PRÓLOGO

Todo estaba en silencio aquel día, o quizá simplemente no podía escuchar nada que no fueran sus pensamientos. Llevaba apenas media hora caminando, pero sentía el mismo peso en las piernas que si hubiera estado una eternidad moviéndose sin parar. Quizá el peso que tenía que soportar con su partida era mayor de lo que había esperado, pero no pensaba echarse atrás llegados a este punto. Se detuvo un momento y miró hacia atrás desde una orilla de la carretera, con todos los coches pasando junto a él como si no ocurriera nada, se quedó en silencio observándolo todo. No había sido consciente de lo pequeño que era ese lugar hasta aquel momento, siempre en su mente parecía una ciudad, pero ahora le parecía tan insignificante y, sin embargo, le amargaba tanto aquella visión. El cielo estaba poblado de pájaros de varios tipos que podían, sin dificultad, dar toda la vuelta a aquel sitio en apenas unos segundos. Observó el río que acababa de cruzar hacía unos momentos, el agua rodeaba la zona casi por completo, haciendo que pareciera una isla sin más salidas que la que había cruzado él. Y por último se fijó en los edificios, no había demasiados y en su mayoría se traban de plantas bajas. Desde ahí podía ver su casa, el lugar donde había crecido, y también veía los hogares de todos aquellos a los que había querido, a los que había llamado amigos. En ese momento sintió nostalgia, todo su cuerpo se envolvió de un sentimiento cálido que le hacía más difícil el avanzar.

Pero eso no era suficiente.

Había soportado ya demasiado para su corta edad, mucho más de lo esperado para un joven de dieciséis años, y no estaba dispuesto a aguantar más. Algunos podrían decir que su reacción era exagerada, pero ellos no había vivido lo que él, ni lo habían sufrido. Cuando pensaba en todo aquello no quedaba ni un atisbo de duda en su él y combatía el fuego que brotaba con el hielo que había creado con su sufrimiento. También se preguntaba cómo reaccionaría todo el mundo, nadie sabía en ese momento lo que iba a ocurrir, no quiso despedirse de ninguno, estaba seguro de que intentarían detenerlo y era lo último que quería. Tampoco había cogido todas sus cosas, solo aquello que consideró necesario para sobrevivir solo, dos espadas, que en otro tiempo eran usadas de adorno, y a su perro, en aquel momento apenas un cachorro de pastor alemán que tenía seis meses. Aun le faltaba mucho por crecer, tanto como a su amo. 

Se acuclilló mientras miraba hacia el cielo a la vez que su mano pasaba lentamente por el lomo de su fiel can, sintiendo como se deslizaban los dedos entre la mata de pelo negro, cegándose con el resplandor del sol en un cielo azul sin una sola nube.

“Hasta el cielo parece alegrarse de mi marcha.”- Pensó mientras se volvía a erguir con las piernas ligeramente entumecidas. No era una persona muy resistente, pero debería convertirse en una.

 Emprendió el camino nuevamente, desviándose, en cuento pudo, a través de un bosque. Estaba seguro de que no se arrepentiría, se repetía una y otra vez,  nadie tendría porque echarle de menos. Ya había muerto hace mucho, había dejado de ser el muchacho de siempre y nunca más volvería a serlo.

Pero eso ocurrió hace ya mucho tiempo, cuando el mundo estaba lleno de vida y la tecnología seguía avanzando, cuando el hombre se creía que su expansión no tendría límites. Pese a haber conflictos en muchas partes del planeta se podía vivir en paz, pero el ser humano no tuvo suficiente con eso. Su ansia por tener una vida mejor no alcanzaba su máximo. El mundo tal y como todos lo conocíamos cambió radicalmente poco después de la partida de ese muchacho. 

El exceso de contaminación que estábamos causando destrozó en poco tiempo la capa de ozono. La destrucción del medio ambiente llegó a su punto culmen cuando se encontró una fuente de energía superior a cualquier otra, un mineral extraído de las entrañas de la tierra. Un gran número de científicos se movilizaron ante este descubrimiento tan asombroso, y rápidamente se dieron cuenta del poder que tenía, capaz de dar energía a toda una ciudad con un simple fragmento. Pero a cambio, para poder controlar esa energía, tuvieron que usar una cantidad tan inmensa de las antiguas fuentes de energía que la mayor parte de esas fuentes se agotaron, dejando el lituenzin, nombre con el que se denominaba a ese mineral, como única esperanza para la tecnología y el avance de nuestra civilización...

La contaminación causada no tuvo solución llegado a este punto. Los casquetes polares se descongelaron por completo, inundando a su paso todas las islas y zonas costeras del mundo, arrasando todo lo que las aguas encontraban a su paso. Las lluvias escaseaban y cuando se producían era peligroso salir a la calle por la acidez de sus aguas. Incluso la exposición al sol era peligrosa con solo unos segundos. La población humana y animal se redujo radicalmente, en esas condiciones pocos eran los que podían sobrevivir. Pero no fue suficiente. Todo esto ocurrió cinco años después de que el mineral fuera encontrado, pero los científicos siguieron con sus investigaciones pese a todo. Descubrieron que el poder del lituenzin podía alcanzar límites insospechados, casi parecía magia, y crearon un reactor lo bastante potente como para controlar todo el poder del mineral, o eso creían. Se pensaba que si lo dominaban al máximo podrían llegar a controlar el espacio y el tiempo a su antojo, podrían impedir la destrucción que ellos habían causado. Querían jugar a ser dioses en la tierra, para impedir la primera vez que quisieron jugar a serlo. Hubo una gran cantidad de revoluciones, en cuanto la gente fue consciente de que se iba a llevar a cabo una nueva investigación se movilizaron para impedirlo, preferían vivir como estaban que empeorar las cosas. Los científicos no escucharon, en sus mentes no cabía la posibilidad de que algo saliera mal esta vez.

Pero una vez más su error fue pagado con vidas humanas.

No hubo forma de contener el potencial del mineral. La energía desbordó los reactores, fluyó libremente por la tierra matando cientos de especies de plantas. Ascendió en forma de gas, contamino el cielo provocando que estuviera constantemente cubierto por unas nubes verduzcas. Finalmente explotó, con tanta potencia que la onda expansiva recorrió el mundo entero. Este momento se conoció como el cataclismo de la tierra. 

La explosión provocó la muerte de millones de personas y todos los que tuvieron mejor suerte mutaron, cambiaron para siempre. Algunos solo adquirieron habilidades especiales, para unos una maldición y para otros una gran habilidad, pero muchos perdieron su aspecto humano o animal por completo, convirtiéndose en monstruos. El mundo entero se revolucionó en contra si mismo, buscaban un culpable y no eran capaces de encontrarlo. La fe en la humanidad había sido destruida por completo, sembrándose  la anarquía y el caos por todo el mundo. No había ninguna fuerza política capaz de establecer un gobierno. Los países desaparecieron, las leyes también. 

Desde entonces la raza humana se dividió en pequeños clanes, pequeños grupos de personas que se ayudaban mutuamente donde tenían un sistema propio, completamente diferente unos de otros. También había personas que vivían solas, se aislaron del mundo y de vez en cuando se acercaban a algún clan para solicitar cobijo. Algunos de esos clanes eran pacíficos, solo se defendían, otros atacaban a cualquiera que se acercara a su zona y otros no se metían en los asuntos ajenos siempre que no se metieran en los suyos, pero para todos la vida es una lucha por la supervivencia. Los otros grupos de personas eran los menores problemas que podían encontrar, el campo abierto era lo más peligroso que había. Ya no existen los mismos animales que antes, en su mayoría se convirtieron monstruos que matan sin control salvo que sean matados antes de cumplir su objetivo, y los humanos salvajes, aquellos que fueron desfigurados, campan a sus anchas, guardando más rencor que del que pude almacenar un ser humano en su corazón.

Prácticamente todo el mundo cambio de nombre, para obtener uno de guerra, más acorde a la situación actual Querían olvidar el pasado, estaban seguros de que nunca más volvería a haber esa paz que antes eran incapaces de ver, y creían que cualquier cambio podía ayudarles a superarlo. 
       Este es el mundo que hemos creado y en el que nos toca vivir.



Presentación


Hola a todo el mundo, o a los que me lean.

Hoy voy a iniciar algo nuevo, algo que espero que os guste a todos. Voy a empezar a publicar mis historias aquí de manera periódica. Si alguien me ha seguido en cualquiera de mis otros proyectos (algunos caídos y otros que están por continuar) verá que la mecánica es muy similar, para los demás lo explicare.

Cada semana subiré un par de capítulos historias, debido a dificultades de horario no pondré fechas fijas ni nada por el estilo, pero intentaré que cada una tenga su espacio semanal. Por ahora solo subiré tres historias: Cataclismo, Vampiros y Vida medieval, que he reeditado el principio. Espero realmente que os gusten.

Al margen de eso de vez en cuando subiré alguna historia corta de un solo capítulo, o mis divagaciones personales que de vez en cuando pueden formar autenticas historias.

Eso es todo, os dejo con el prólogo de Cataclismo, una de mis historias más elaboradas.

Pd.: Dentro de poco espero que sigáis leyéndome en Leyendas de Intelon.